Desangrando números
más rojos que el hambre
sin quicio ni hospicio
ni templo que no salva,
corremos a expensas
del “cave canem” que no ladra,
mas profundo y certero
será el mordisco que aguarda.
Por más fratricida muro
del portavoz, que no calla
ni escucha, levantéis
impediréis el grito: ¡Avanza!
Y solos, juntos solos todos,
y el libro que doblegó la espada,
veréis AD PORTAS no a Anibal,
soy yo, el enemigo que llama.
Raúl Muñoz de la Fuente
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