25 mar 2011

Para el estreno

Nadie los distingue.
Solo son sombras fugitivas,
Peregrinos a destiempo.
Nadie sabe de ellos.
Se ocultan tras las farolas
Y lloran con el  farolero.
Ellos, cautos , se pierden 
para encontrarse a gritos;
 La lengua sobre la lengua,
La mano sobre la mano,
Los ojos cerrados,
 la mirada hacia dentro,
 Y solos, muy solos.
Tan solos…
Que el tiempo acostumbra
a olvidar la monotonía de sus nombres.
 Nadie sabe de ellos
Y todos se entristecen por su mala suerte.
Pero lo que no imaginan es
Que Ellos, solos, tan solos…
No necesitan ser nombrados.

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